Un sitio más que recomendable. El alojamiento es modesto, pero la limpieza, la decoración y la atención personal y amabilísima de Cris superan cualquier pega. El desayuno es magnífico, y la oferta gastronómica debería ser un must para los que visitan el Vall d'Aran. Al principio suena raro que en un establecimiento tan modesto te ofrezcan comida asiática, pero el resultado es espectacular. Alguien podría pensar que es relativamente caro, pero sinceramente, el precio está a la altura de los productos que ofrecen, de cuatro noches que estuvimos hospedados nos quedamos a cenar tres, y cada cena superó a la anterior. De los mochis cualquier palabra está de más, ¡probadlos! Por poner una única pega, el desayuno es un poco tardío si quieres subir temprano a esquiar, pero cuesta saltárselo de lo bueno que está.