Un chateaux precioso, con una decoración muy antigua y bien tenida, habitaciones espaciosas y baño actualizado, el desayuno muy variado y con productos naturales. Ubicado en una propiedad de varias hectáreas , ideal para pasear. La habitación no tenía AC. Pero eso lo sabía al contratar. Los dueños muy amables y atentos. El único detalle que es poco favorable es que no permiten comer otras cosas que no sean vendidas por ellos, lo que me parece un sin sentido porque estás lejos de la ciudad. No pudimos tomarnos nuestro propio vino ni los quesos que habíamos comprado…un detalle raro.