Es un establecimiento antiguo, pintoresco, pero no muy cómodo, el baño es pequeño y la ducha tambien, un poco incomoda. La cama estandar, poca iluminacion en la habitacion. Rafael, su dueño, muy amable y cordial, mantuvimos interesantes conversaciones. Muy social. En frente se encuentra el ayuntamiento, cuya campana suena cada hora y la cantidad de repiques segun la hora, por suerte a las 23 hs es la ultima vez que suena! Hornachuelos es un pueblo pequeño y muy tranquilo.